Para algunas mujeres el trauma ocasionado por el sismo requiere una atención comunitaria que aborde el impacto individual y colectivo de una manera que al final ayude a reconstruir el tejido social.
Así lo plantea la estudiante de segundo años de leyes de la Universidad Estatal de Haití, Marquise Ferjuste « Yo creía que cada cual tenia su vida y la responsabilidad de desenvolverse, pero tomé conciencia con el terremoto, de que hay que mirar la vida de otra forma y por eso asumí la tarea de la atención psico-social ayudando a la gente. »
Cuenta que cuando sintió el impacto del terremoto el pasado 12 de enero en la capital y al ver que la Universidad también se había derrumbado, decidió con su organización que lo que había que hacer era ayudar a la gente a salir del trauma. “Empecé a hablar con quienes me rodeaban en mi barrio, desarrollando la atención psico social después del terremoto porque hay mucho trauma con una vivencia como fue sobrevivir el terremoto; hablar de lo vivido porque la gente debe reaccionar para saber que la vida continua.”
Se propuso ayudarles a entender que no era el fin del mundo y que había que hacerle frente a los efectos. Dar ánimo fue el segundo eslabón de su estrategia psico social de atención frente a una profunda depresión que llevó a muchas personas a divorciarse de esa realidad, atribuyendo el temblor a una profecía. “Yo les decía que era un fenómeno natural y que como al había que enfrentarlo.”
El tercer eslabón de su estrategia era reconstruir las relaciones de la comunidad para sobrevivir. Eso lo hizo su organización creando espacios comunitarios para compartir.
Estudió leyes porque se siente feminista. “Hay una actitud de demasiadas mujeres de que eso no es una profesión para nosotras, pero yo no creo que hay profesiones que no son para nosotras». Sostiene que nació con su fuerza, no la aprendió de nadie.
James Jaques es el Secretario Ejecutivo de la Gran Frente Nacional de Estudiantes a la que también pertenece Marquise. El joven, sociólogo antropológico también narro sus motivos para iniciar un trabajo psico-social. « Nos metimos a desarrollar la atención psico social después del terremoto porque hay mucho trauma con una vivencia como fue sobrevivir el terremoto; la gente debe reaccionar para saber que la vida continua. Eso se hace mediante el deporte, la cultura. »
Estudió sociología antropológica porque le interesa relacionarse con la gente. « Con este conocimiento puede ayudar a formar comunidades que satisfagan sus necesidades. » Dice que la política fue parte de su vida desde siempre. “Al ver la situación del país y de la Universidad cuando el gobierno de Aristide la reprimió en el 2004, me di cuenta que nada cambió y por ello me decidí a luchar contra la exclusión, por un a sociedad en que todas y todos tenga oportunidades de desarrollar todo su potencial’.
El día del terremoto estaba con su hermano cuando escucharon a la gente gritar por ayuda y llorar de dolor. »Sentimos que la gente se volvía loca y que había que dar una oportunidad a llorar y hablar, además de sentir, pero también de organizar actividades deportivas y culturales para distraerse. »
Ahora también concentran sus energías recuperadas para las tres fases para la reconstrucción del tejido universitario, que han caracterizado de la siguiente manera: Regresar al estudiantado para que vuelva a la universidad ya que la educación es clave para la reconstrucción de Haití; Que los estudiantes que le faltaban tesis las terminen; y Que los profesores se capaciten mas y mejor.
Una cuarta dimensión aportada por Jean Claude Bajeux del Centro Ecuménico de Derechos Humanos en su diálogo con los estudiantes y ese medio. “Es la deuda con la refundación con la institucionalidad de la Universidad que viene arrastrándose desde 1960 con la política de la dictadura hacia la universidad.”
Lauture Jaques coincide. “Antes del 12 de enero, ya la universidad estaba en crisis. La actitud de la universidad apunta a que los estudiantes no se gradúen. Medicina estuvo 9 meses cerradas porque la decana andaba viajando y después del 12 de enero no hubo intento de las autoridades de organizarnos para la crisis y emergencia, sino que fueron las ONG” afirma. Otro sueño de su Federación es tener un campus universitario, que nunca han tenido la Universidad Estatal.
Otra experiencia de atención psico-social en Haití es la que actualmente desarrollan algunas organizaciones feministas. Reporta Ronald Colberg (Alterpress, 9/04/10) que las organizaciones KayFanm (Casa de la Mujer) y Solidaridad entre Mujeres de Haití (SOFA) han asumido un proyecto de intervención psicosocial apoyado por UNIFEM, consistente en la creación de células móviles que se desplazan por los asentamientos provisionales para atender mujeres que tienen que defenderse de la escalada de violencia en esos lugares.
Una de las dirigentes de Kay Fanm, Yolette Jeanty André dijo a ese medio que ”Hay una necesidad de defensa continúa para poner fin a la violencia doméstica y para desalentar la tendencia a la violación de las mujeres, tendencia presente en los refugios”.
La Red de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) sostuvo en su informe para el Día Internacional de la Mujer del 2006 que las informaciones de SOFA y Kay Fanm, dan cuenta de 682 casos documentados de violencia en el 2005, de los cuales 287 de esos fueron violaciones y 395 correspondieron a violencia física.
Ese año del 2006 el gobierno creó un plan de 5 años para bordar la problemática pero con el terremoto la mayoría de programas, centros de atención y denuncia y hasta el mismo Ministerio de la Mujer y locales de las organizaciones han sido afectados.
Así lo confirma en CNN (16-04-10) Lina Abirafeh del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) quien reporto que en las primeras semanas se reportaron 20 casos de violación. LA RNDDH reporta 16 caos en el primer mes después del terremoto y se sabe que en situaciones como las que se viene en los campamentos, las mujeres no denuncian.
La falta de seguridad en las calles y los asentamientos, la falta de iluminación y la carencia de servicios de atención a la violencia fueron denunciados por las mujeres como tema principal de preocupación cuando de reunieron con la entonces Presidenta de Chile Michelle Bachelet cuando se reunión con algunas representantes el pasado 6 de marzo en su visita Haití.
Las feministas haitianas destacan que el trauma del terremoto es relativamente sencillo de tratar, ya que se refiere a fenómenos naturales que requieren una mínima intervención para sacarlo del sistema, pero insisten que el trauma de la violencia de género requiere una atención permanente y más sistemática, precisamente por no ser natural. Insisten en que esa delicada atención debe darse en la lengua materna de las personas a atender.
La violencia contra las mujeres requiere un tratamiento diferente que se sale de los hechos ¨naturales¨ y ¨puntuales¨, por lo que requiere estrategias que las feministas han implementado en todos los contextos y que en situaciones de catástrofes naturales y crisis sociales se agudizan, requiriendo acciones intensificadas desarrolladas en apoyo a las victimas de esa violencia.
Y las cifras son alarmantes, aunque a sabiendas de que ante la falta de servicios, las mujeres no denuncian lo que les pasa. Según Partners in Health, desde el 12 de enero hasta el 21 de marzo se habían reportado 230 casos de violación en 15 asentamientos provisionales en la ciudad, es decir, 15.3 por asentamiento y actualmente hay más de 500 asentamientos provisionales.
Con el impacto del terremoto, Haití es un pueblo afectado pero no enfermo. Sufre un trauma emocional colectivo e individual que debe ser tratado en los lenguajes que aprendieron con las emociones – el créole y el francés. En otras palabras, lo que comúnmente se denomina “leguaje materno” es el idioma aprendido con las emociones. El trauma de tanta pérdida es emocional, requiriendo intervención en los lenguajes aprendido con las emociones.
Así, estudiantes y activistas feministas haitianas coinciden en aspectos fundamentales de la atención psico-social. Haití tiene mucho que aportar.