Nota para la Igualdad Nº 26:

Los desafíos de la igualdad para las mujeres afrolatinoamericanas, afrocaribeñas y de la diáspora

La situación actual que viven las mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe muestra la persistencia de profundas 
desigualdades frente a otros grupos sociales. Permanecen ignoradas al momento de definir políticas en comparación al resto de la población,
están subrepresentadas en los procesos de toma de decisiones
y ven más vulnerados su derecho y el de sus comunidades a vivir
vidas libres de violencia. A esto se suma la ausencia o debilidad en las estadísticas oficiales de los países, situación que dificulta
la elaboración de políticas de igualdad de género que transformen y salden la histórica deuda de los Estados y sociedades de la
región
con esta población.
Read in english Ler em português Los ingresos totales promedio de las mujeres afrodescendientes, calculados en 1,9 líneas de pobreza, apenas
superan la línea de vulnerabilidad a la pobreza definida por la CEPAL (1,8 líneas de pobreza); lo que en el contexto
recesivo que vive la región actualmente muestra la probabilidad de una inminente caída en situación de pobreza.
Las jóvenes afrodescendientes entre 18 y 24 años representan el grupo con las menores tasas de asistencia
a un sistema educativosuperior en seis países de la región (Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Uruguay
y la República Bolivariana de Venezuela), luego de los varones afrodescendientes. A su vez, entre las personas
de mayor nivel educacional (ocho años y más de instrucción), ellas se sitúan, luego de los hombres y las mujeres
indígenas, en el extremo inferior de la escala de ingresos, lo que demuestra que los logros en materia educativa
se recompensan en el
mercado laboral de manera asimétrica por razones étnico-raciales y de género. El grupo más afectado por el desempleo en cinco de los 11 países de la región con datos disponibles está
conformado por mujeres afrodescendientes, y en Argentina, Brasil y Uruguay, ellas son por lo menos el doble
de los hombres no afrodescendientes en esta misma situación (gráfico 1).
Las mujeres afrodescendientes están ubicadas, junto a las indígenas, en ramas de la producción de menor valor
y menor reconocimiento en el mercado laboral, como es el caso del trabajo doméstico remunerado, que llega a emplear
entre el 13 y el 21% del total de mujeres afrodescendientes mayores de 15 años en países como Brasil, Costa Rica y Ecuador.
Asimismo, estas presentan tasas de afiliación a los sistemas de pensiones menores que los hombres y mujeres no afrodescendientes
para todos los países que disponen de datos(Brasil, Ecuador, Perú y Uruguay), lo que las expone a menores grados
de protección social y mayores grados de vulnerabilidad, principalmente durante la vejez.
Las diferencias observadas en cuanto a la mortalidad materna atestan el hecho de que el factor étnico-racial
impacta de manera determinante en la autonomía física de las mujeres. En el Brasil, la razón de mortalidad materna
de las mujeres afrodescendientes Notas para la igualdad N° 26 es 1,4 veces mayor que la de las no afrodescendientes;
mientras que, en Colombia y Ecuador, esta es superior al total nacional en 2,3 y 4 veces, respectivamente.
Ecuador, además, es el país de la región que presenta las mayores tasas de maternidad entre las jóvenes afrodescendientes:
una cuarta parte de las adolescentes entre 15 y 19 años son madres en este país. Le siguen Nicaragua, Venezuela y Colombia,
donde aproximadamente un quinto de las jóvenes afrodescendientes ha tenido hijos.
A su vez, la violencia racista y de género expone a las mujeres afrodescendientes a mayores niveles de vulnerabilidad
en los distintos ámbitos de sus vidas. En el Uruguay, los niveles de violencia sufridos por las mujeres afrodescendientes
en la esfera educativa son más que el doble de aquellos observados entre las mujeres no afrodescendientes.
En el Brasil, los homicidios de mujeres negras observaron un alza de cerca de 54% entre el 2003 y el 2013,
mientras que la cifra referente a las
mujeres no afrodescendientes percibió una baja de casi un 10% en el mismo período. La violencia política contra las mujeres, expresión patriarcal que busca perpetuar la concentración del poder y las relaciones
de jerarquía en el ámbito público, se evidencia en los últimos años y actúa buscando detener los liderazgos de las mujeres afrodescendientes,
obstruyendo su accionar social y político. Las persecuciones, amenazas y asesinatos de mujeres negras que ocupan cargos electivos
en el Brasil, o de lideresas sociales en Colombia son ejemplos recientes de este fenómeno, que se manifiesta de manera extrema,
principalmente, en contra de aquellas mujeres que trabajan a nivel local.
Esto es particularmente grave dado que, en siete de los países con mayor población afrodescendiente en América Latina,
se observa una baja presencia de mujeres afrodescendientes en los parlamentos nacionales, que va desde su absoluta ausencia
en Colombia, Costa Rica y el Uruguay a un máximo de 3,7% en el Ecuador en el año 2013.
El estudio “Mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe: Deudas de igualdad” ofrece evidencias que permitirán
avanzar hacia políticas transformadoras que den cuenta de unos de los grandes desafíos de la Agenda 2030 en América Latina y el Caribe:
el logro de la igualdad de género en una perspectiva interseccional, que reconozca y valore la diversidad étnico-racial existente en la región.
El estudio también reconoce que, a pesar de las complejas discriminaciones que viven, estas mujeres son sujetos y agentes de su historia,
y que con sus luchas cotidianas contra la injusticia y la desigualdad han cumplido un rol fundamental en los procesos de formación nacional
y aportan de manera sustantiva al desarrollo de las comunidades y colectivos en que están insertas.