Enlace de Cuba en la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Caribeñas y de la Diáspora, presidida por la nicaraguense Dorotea Wilson, la investigadora precisó a Prensa Latina la necesidad de develar esa invisibilidad en temas como el trabajo doméstico.
Arandia participó como experta de esa Red en la undécima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que sesionó entre el 13 y el 16 de julio en el hotel Golden Tulip, y concluyó con la aprobación del llamado Consenso de Brasilia.
Al respecto, la investigadora cubana calificó de un éxito de ese encuentro el haber logrado que los Movimientos de Mujeres Indígenas y Afrodescendientes presentaran un documento conjunto, pues en anteriores citas cada grupo los entregaba por separado.
Aunque cada movimiento llegó aquí con sus agendas ya consensuadas logramos, en un debate profundo, articular y crear un documento conjunto que pone énfasis en la necesidad de visibilizar el papel de las mujeres indígenas y afrodescendientes como un sector no sólo marginado hasta el presente, sino como grupos donde están las más pobres de los pobres de nuestras respectivas sociedades.
En el caso particular de las indígenas, precisó, se aborda la problemática de los territorios, de las lenguas, la construcción de la equidad, en fin, cómo lograr que el trabajo sea equitativo entre los géneros y cómo crear mecanismos para preservar el legado al movimiento joven, el cual demanda una mayor participación para empoderarse.
En caso de la población afrodescendiente, particularmente de las mujeres, indicó que se trata de luchar por alcanzar espacios de equidad que al mismo tiempo permitan alcanzar una movilidad ascendente y el empoderamiento como premisas básicas para construir la paridad necesaria.
Se trata, precisó, de lograr que las mujeres en general puedan tener acceso a la sociedad en su conjunto con un acompañamiento imprescindible de los nuevos paradigmas de equidad y en particular para contrarrestar las políticas neoliberales, responsables de la inequidad histórica.
En esa labor, Arandia destacó la importancia del trabajo mediático, y al respecto mencionó la necesidad de crear espacios informativos nuevos, con la ayuda internacional y de los gobiernos.
Esto con vistas a articular, por ejemplo, la radio comunitaria a estos movimientos de indígenas y afrodescendientes, a fin de trabajar en la conservación y transmisión de sus legados y acervos culturales.
También, prosiguió, en un proyecto más profundo, la posibilidad de ir creando productos audiovisuales comunitarios, algo que hoy no tiene un costo tan elevado como en el pasado, lo cual ha permitido su fuerte impulso, como lo muestra la presencia cada vez mayor del cine joven independiente.
Eso serviría, sostuvo, para crear los testimonios que no sólo consolidan la memoria, sino también permiten llevar una agenda de acción política.
Tras reconocer avances en la participación de los afrodescendientes, Arandia apuntó que en gran parte se le debe a la Agenda de Durban (2001), que pone un énfasis decisivo en la lucha contra el racismo y la discriminación racial, como un mecanismo de exclusión establecido desde la colonización.
Sobre este tipo de conferencias, la investigadora señaló que logran una mayor conciencia en la sociedad civil, y que la ciudadanía se siente más cercana a este tema, porque su visualización no sólo se logra con decretos estatales, sino con la participación de la población.
Los mecanismos legales, fiscales y las políticas estatales forman parte de la agenda vieja, ya superada. Ahora la lucha es llevar a la práctica lo ya aprobado, porque en sentido general las mujeres ya no queremos ser sujetos vulnerables, sino sujetos participativos de la sociedad, sentenció.
*El autor es corresponsal de Prensa Latina en Brasil.